Thursday, March 22, 2012

Cuerpos Prestados


Por Raquel Olea/ Red Chilena contra la violencia domestica y sexual/ Santiago de Chile

Que el lenguaje dice por sí mismo, más allá de su emisor, es un conocimiento de la lingüística que no tiene réplica. Las palabras tienen significados históricos y culturales que se extienden en contextos discursivos más amplios, pero una frase dice lo que dice. No hay  defensa posible en el decir, “yo no quise decir eso” o “me sacaron de contexto”. Por eso el lenguaje traiciona a nuestra conciencia, por él hablan nuestros más recónditos deseos inconscientes, nuestras más profundas convicciones culturales y políticas. El lenguaje habla a quien lo habla.
La frase de la senadora Ena von Baer la habla a ella, dice de su pensamiento oculto, nombra su subordinación, su fascismo y su autoritarismo. Las mujeres prestan el cuerpo ha dicho. Ampliando el sentido de la frase ésta dice más. En un segundo nivel de profundidad, podemos leer que para la senadora, las mujeres no son dueñas de su cuerpo. El cuerpo femenino está empeñado, no pertenece a quien lo habita; es un depósito recibido en prenda para servir a los poderes dominantes; es vigilado y controlado por la alianza de las leyes y la moral patriarcal que en conjunción con un sistema capitalista de orden masculino han pensado en sus intereses económicos y en su poder para mantener y perpetuar las jerarquías de género, antes que en las vidas y en los intereses de las mujeres.
Pensando en esto, recuerdo la frase de Virginia Woolf dicha por ahí por 1935: “pasarán muchos año antes de que las mujeres comiencen a hablar de sus cuerpos”. La leí en alguno de sus ensayos. Esos años han llegado debido a las luchas feministas y a la toma de conciencia de las mujeres sobre el valor que tiene el reconocimiento del propio cuerpo como lugar de expresión y práctica de derechos, deseos y libertades.
En la actualidad las mujeres estamos en posesión de la facultad de nombrar el cuerpo. Lo vemos en la construcción de nuestras demandas políticas, en la literatura y el arte, en los discursos que han elaborado proyectos de ley en el campo de los derechos sexuales y reproductivos. Las mujeres ponemos en la escena  y en  los discursos públicos un conocimiento y una voluntad política de hacernos cargo de las decisiones que nos afectan y, particularmente, de ejercer libremente nuestra sexualidad y la búsqueda de nuestros deseos. Es por eso que la lucha por el aborto tiene un valor fundamental como expresión de una carta de ciudadanía y de madurez política que viene a dar cuenta de derechos negados, los que están referidos a la plenitud como sujetos sociales. En este contexto las mujeres nos hemos hecho cargo de hacer pública las afecciones a la salud que la  falta de legislación  sobre estos derechos opera en la vida de las mujeres.  Es necesario nombrar el aborto y es necesario levantar su demanda con la fuerza con que una vez se levantó la exigencia del derecho a voto. Es por eso, por un derecho de ciudadanía plena, por una expresión de sujeto  libre que se hace cargo de todas sus facultades con la madurez ética que significa la soberanía.
El empoderamiento en el propio cuerpo se ha vuelto facultad irrenunciable de los avances que las mujeres hemos logrado en lo  privado, lo público y lo político. Por otra parte, frente a las atrocidades cometidas por los regímenes autoritarios y las dictaduras del siglo XX, la defensa de la soberanía del cuerpo es una  notable expresión de los avances de una civilización que ha luchado por desarrollar formas de convivencias democráticas. Esto, que vale para todos los cuerpos y todas las sexualidades, cobra una dimensión particular en lo que refiere al cuerpo de las mujeres por cuanto una de las expresiones del machismo en la sociedad contemporánea está representada por su mercantilización y por el sentido de propiedad que los hombres experimentan en relación a él.
Hablar de cuerpo prestado resulta inadmisible para quienes trabajamos por las libertades y la transformación de los autoritarismos en  mejores formas de convivencia. Un país donde los sujetos sociales no pueden decidir y vivir libremente el cuerpo, no puede hablar de  verdadera democracia.
En ese contexto la frase de la senadora von Baer –  a quien nadie ha votado democráticamente-  resulta doblemente grave: por su carácter antidemocrático y por su carácter  vergonzosamente machista. ¿Quién quisiera prestar su cuerpo?, me pregunto.
Raquel Olea.


Thursday, March 15, 2012

Eduardo Galeano nos remonta a la historia, la dolida, la penalizada en las mentes, nos recuerda nuestra invisibilidad, menos mal que los tiempos cambian,ahora nos peliamos el camino a la libertad, con aciertos y desaciertos pero al fin con plena voluntad.
Sylvia.


Si él hubiera nacido mujer
Por Eduardo Galeano

De los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad.
Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller, y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar, y cuando ya estuvieron crecidos sus hijos se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo.
Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamín sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir algo más que hijos.
Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio.
 Su caso carecerá de interés para los historiadores.
Memoria del Fuego II. Las caras y las mácaras.

Wednesday, March 14, 2012

Para Michael...Reloj no marques las horas
porque voy a enloquecer.
Ella se ira para siempre
cuando amanezca otra vez.
Nomas nos queda esta noche
para vivir nuestro amor,
y tu tic tac me recuerda
mi irremediable dolor.

Reloj deten tu camino
porque mi vida se apaga.
Ella es la estrella que alumbra mi ser.
Yo sin su amor no soy nada.
Deten el tiempo en tu manos.
Haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mi,
para que nunca amanezca.
Reloj deten tu camino
porque mi vida se apaga.

Ella es la estrella que alumbra mi ser.
Yo sin su amor no soy nada.
Deten el tiempo en tu manos.
Haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mi,
para que nunca amanezca.

Roberto Cantoral


Thursday, March 08, 2012

8 DE Marzo Dia Internacional de la Mujer


Empower rural women: End hunger and poverty

This International Women’s Day, I join women around the globe in solidarity for human rights, dignity and equality. This sense of mission drives me and millions of people around the world to pursue justice and inclusion. Looking back at the first year of UN Women, I applaud every individual, government and organization working for women’s empowerment and gender equality. I promise the highest commitment moving forward.
The creation of UN Women has coincided with deep changes in our world –from rising protests against inequality to uprisings for freedom and democracy in the Arab world. These events have strengthened my conviction that a sustainable future can only be reached by women, men and young people enjoying equality together.
From the government that changes its laws, to the enterprise that provides decent work and equal pay, to the parents that teach their daughter and son that all human beings should be treated the same, equality depends on each of us.
During the past century, since the observance of the first International Women’s Day, we have witnessed a transformation in women’s legal rights, educational achievements, and participation in public life. In all regions, countries have expanded women’s legal entitlements. Women have taken many steps forward. More women are exercising leadership in politics and business, more girls are going to school, and more women survive childbirth and can plan their families.
Yet while tremendous progress has been made, no country can claim to be entirely free from gender-based discrimination.  This inequality can be seen in persistent gender wage gaps and unequal opportunities, in low representation of women in leadership in public office and the private sector, in child marriage and missing girls due to son preference, and in continuing violence against women in all its forms.
Nowhere are disparities and barriers greater than in rural areas for women and girls. Rural women and girls comprise one in four people worldwide.  They work long hours with little or no pay and produce a large proportion of the food grown, especially in subsistence agriculture. They are farmers, entrepreneurs and leaders, and their contributions sustain their families, communities, nations and all of us.
Yet they face some of the worst inequities in access to social services and land and other productive assets. And this deprives them and the world of the realization of their full potential, which brings me to my main point on this International Women’s Day. No enduring solution to the major changes of our day—from climate change to political and economic instability—can be solved without the full empowerment and participation of the world’s women. We simply can no longer afford to leave women out.
Women’s full and equal participation in the political and economic arena is fundamental to democracy and justice, which people are demanding. Equal rights and opportunity underpin healthy economies and societies. 
Providing women farmers with equal access to resources would result in 100 to 150 million fewer hungry people. Providing women with income, land rights and credit would mean fewer malnourished children. Studies show that higher levels of gender equality correlate positively with higher levels of per capita gross national product.  Opening economic opportunities to women would significantly raise economic growth and reduce poverty.  
The time is now.
Every human being has the right to live in peace and dignity. Every human being has the right to shape their future and the futures of their countries. That is the call for equality that I hear wherever I go. For this reason UN Women will place special focus this year on advancing women’s economic empowerment and political participation and leadership. We look forward to continued strong partnership with women, men and young people and with governments, civil society and the private sector.
Today on International Women’s Day, let us reaffirm our commitment to women’s rights and move forward with courage and determination. Let us defend human rights, the inherent dignity and worth of the human person, and the equal rights of men and women.
Michelle Bachelet/ONU



Friday, March 02, 2012

Curso basico de racismo y machismo/Eduardo Galeano

Curso básico de racismo y machismo (2)*
Por Eduardo Galeano

[...] En los Estados Unidos, se viola una mujer cada seis minutos. En México, una cada nueve minutos. Dice una mujer mexicana:
–No hay diferencia entre ser violada y ser atropellada por un camión, salvo que después los hombres te preguntan si te gustó.
Las estadísticas sólo registran las violaciones denunciadas, que en América Latina son siempre muchas menos que las violaciones ocurridas. En su mayoría, las violadas callan por miedo. Muchas niñas, violadas en sus casas, van a parar a la calle: hacen la calle, cuerpos baratos, y algunas encuentran como los niños de la calle, su morada en el asfalto. Dice Lélia, catorce años, criada a la buena de Dios en las calles de Río de Janeiro:
–Todos roban. Yo robo y me roban.
Cuando Léila trabaja, vendiendo su cuerpo, le pagan poco o le pagan pegándole. Y cuando roba, los policías le roban lo que ella roba, y además le roban el cuerpo.
Dice Angélica, dieciséis años, arrojada a las calles de ciudad de México:
–Le dije a mi mama que mi hermano había abusado de mí, y ella me corrió de la casa. Ahora vivo con un chavo, y estoy embarazada. Él dice que me va a apoyar, si tengo niño. Si tengo niña, no dice.
“En el mundo de hoy, nacer niña es un riesgo”, comprueba la directora de UNICEF. Y denuncia la violencia y discriminación que se padece desde la infancia, a pesar de las conquistas de los movimientos feministas en el mundo entero. En 1995, en Pekín, la conferencia internacional sobre los derechos de las mujeres reveló que ellas ganan, en el mundo actual, una tercera parte de lo que ganan los hombres, por igual trabajo realizado. De cada diez pobres siete son mujeres; apenas una de cada cien mujeres es propietaria de algo. Vuela torcida la humanidad, pájaro de una ala sola. En los parlamentos hay, en promedio, una mujer por cada diez legisladores; y en algunos parlamentos no hay ninguna. Se reconoce cierta utilidad de la mujer en la casa, en la fábrica o en la oficina, y hasta se admite que puede ser imprescindible en la cama o la cocina, pero el espacio público está virtualmente monopolizado por los machos, nacidos para las lides del poder y la guerra. Carol Bellamy, que encabeza la agencia UNICEF de las naciones unidas, es un caso frecuente. Las naciones Unidas predican el derecho a la igualdad, pero no lo practican: al nivel alto, donde se toman decisiones, los hombres ocupan ocho de cada diez cargos en el máximo organismo internacional.
*Fragmento
http://eduardogaleano.org/